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remocpi's review against another edition
4.0
Mi padre leía pocos tebeos, pero de los peanuts tenía por lo menos quince libros en sus estanterías. En el proceso natural de absorción y descarte de las estanterías de mi padre descubrí a Charlie Brown, el antihéroe, y a Snoopy y a Woodstock, héroes peculiares, y a Linus y su manta, y a Schroeder y su piano, y a Lucy, enamorada de Schroeder, y a Patty y a Sally, y a todos los demás. De trazo simple, con líneas argumentales que oscilaban entre una y doscientas tiras, Charles Schulz creó durante 50 años (solo Ibáñez ha sido más prolífico durante más tiempo) un pequeño universo al que he vuelto alguna vez, para comprobar con gusto que, si bien ya no me llama como antes, no ha envejecido mal.
Hay tantas tiras (más de 18.000 en 50 años, se dice pronto) que, como dicen de los Simpson, toda cosa que pase ha salido ya probablemente en una tira de Charlie Brown. Las leí sobre todo entre mis 10 y mis 15 años, pero cuando me he cruzado con alguna en años posteriores ha seguido aguantando el tipo y, por supuesto, se aprecian má mensajes destinados al adulto. La maravilla de las cosas bien hechas, que apelan a todos los públicos. Altamente recomendable.
Hay tantas tiras (más de 18.000 en 50 años, se dice pronto) que, como dicen de los Simpson, toda cosa que pase ha salido ya probablemente en una tira de Charlie Brown. Las leí sobre todo entre mis 10 y mis 15 años, pero cuando me he cruzado con alguna en años posteriores ha seguido aguantando el tipo y, por supuesto, se aprecian má mensajes destinados al adulto. La maravilla de las cosas bien hechas, que apelan a todos los públicos. Altamente recomendable.
divadiane's review against another edition
4.0
I’ve always enjoyed the Peanuts and my son does to. Even knowing nothing about WWI and fighter planes, its imagery and sentiment are still genius. I can’t say it’s truly funny, amusing because if its absurdity. It’s all happening in Snoopy’s imagination, just like many kids and we are the observers like Charlie is in one panel/page. Snoopy’s expressions, the use of his doghouse as various set pieces and other mundane objects’ incorporation tell a story better than a thousand words and his monologue is priceless and poignant, if you think about it.
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